Y es que siempre ahí vecinos para todo. En nuestro caso tenemos un vecino de plaza de garaje que amortiza los metros cuadrados de su plaza a tope, es decir, aparca su coche y paralelo al mismo su moto.
Nos encontrámos a la hora de coger el coche con que no puedes abrir una puerta.
A las buenas le dijimos al vecino que aparcara bien, pero nos hizo caso omiso y argumento que su plaza es esa y que hace lo que le da la p... gana, asi que no hay nada que hacer.
A las malas hemos optado por hacer lo mismo, con lo cual nosotros no podemos acceder al coche por el lado del pasajero, pero él tampoco lo puede hacer por el lado del conductor. Al final de todos jodidos y contentos.
Este planteamiento me recuerda a mis años de facultad y concretamente al dilema del prisionero, es un caso de aplicación de la teoría de juegos.
La enunciación clásica del dilema del prisionero es:
La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos permanecen callados, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante seis meses por un cargo menor. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años.
Lo que puede resumirse como:
Vamos a suponer que ambos prisioneros son completamente egoístas y su única meta es reducir su propia estancia en la cárcel. Como prisioneros tienen dos opciones: cooperar con su cómplice y permanecer callado, o traicionar a su cómplice y confesar. El resultado de cada elección depende de la elección del cómplice. Desafortunadamente, uno no conoce qué ha elegido hacer el otro. Incluso si pudiesen hablar entre sí, no podrían estar seguros de confiar mutuamente.
Si uno espera que el cómplice escoja cooperar con él y permanecer en silencio, la opción óptima para el primero sería confesar, lo que significaría que sería liberado inmediatamente, mientras el cómplice tendrá que cumplir una condena de 10 años. Si espera que su cómplice decida confesar, la mejor opción es confesar también, ya que al menos no recibirá la condena completa de 10 años, y sólo tendrá que esperar 6, al igual que el cómplice. Si, sin embargo, ambos decidiesen cooperar y permanecer en silencio, ambos serían liberados en sólo 6 meses.
La naturaleza humana nos hace no cooperar y ser egoísta con lo cual de estar 6 meses en la cárcel estaríamos 6 años.
Pues lo mismo con mi querido vecino…son mis vecinos mis vecinos son y les canto esta canción...